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Entrevistas
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Conversaciones con Anna Castillo, la actriz del momento
Empezó a trabajar cuando era una niña y hoy a sus 23 años ya tiene un Goya.
Cine, teatro y televisión, es muy difícil que alguien haya podido perderle la pista a la actriz Anna Castillo este año. La intérprete ha demostrado que hace de cada proyecto un éxito y que este, es su momento.
Mejor actriz revelación por 'El Olivo', coprotagonista de la película “La Llamada” y cada lunes en TVE con la serie “Estoy vivo”, la catalana no ha tenido tiempo para relajarse. Y es que desde que llegó a la capital con 19 años recién cumplidos no ha parado de trabajar, hasta consolidarse como una de las intérpretes más cotizadas del panorama nacional.
Comenzó uniéndose al elenco de la novela televisiva “Amar en tiempos revueltos” para dar un giro de 180º y aterrizar sobre las tablas del Teatro Lara, donde más allá de ganar experiencia consiguió una “familia”. Tras varios papeles de reparto, se presentó al casting de la película “El Olivo” con la expectativa participar en el film sin que eso cambiase, pero la directora Icíar Bollaín, quedó prendada de Anna y la dio su primer papel protagonista. Con este último levantaba “el cabezón” en la categoría de mejor actriz revelación, comenzando así una lluvia de papeles incesante con el que según cuenta, sorprenderá en el 2018.
Por lo pronto, la semana que viene estrena Oro, drama de aventuras donde comparte cartel con actores tan consagrados como Bárbara Lennie, José Coronado y Juan José Ballesta entre otros. La película es del director español Agustín Díaz Yanes y en ella Anna interpreta a una mujer “delicada pero decidida”.
Su pelo corto, su sonrisa irreverente y su juventud, no solo destacan delante de las cámaras sino que han cautivado a personalidades del mundo cinematográfico. Anna se describe como “enérgica y positiva” y es que para sobrellevar la carga de trabajo a la que se está enfrentado más la vale que sea cierto. Con una sonrisa en la cara y sobretodo con la naturalidad que la caracteriza, llega tarde, a toda prisa y contesta a las preguntan sin pensarlas demasiado.
Este año ha sonado tu nombre en los tres premios más importantes del cine español, nominada a mejor interpretación femenina en los Premios Forqué y mejor actriz protagonista en los Premios Feroz. Además de ganadora del Goya a actriz revelación. ¿Cómo te ha cambiado el premio y el maratón de nominaciones?
El Goya fue una alegría inesperada, así como las nominaciones, sin embargo, creo que mi gran suerte fue haber podido participar en El Olivo porque pude trabajar otros registros. Esto último me dio un gran empujón, que ha sido definitivo que el premio a la hora de conseguir nuevos trabajos.
Mi vida sigue siendo la misma, pero tengo la suerte de tener ese honor material en casa.
Es significativo recalcar que otra de las nominadas al Goya era una de tus mejores amigas. ¿Cómo ha sido tu relación con Belén Cuesta a posteriori?
Fantástica, las dos sabíamos que podía pasar cualquier cosa y en el mejor de los casos nos lo llevaríamos una de las dos. Me tocó a mí y ella los celebró con un cariño enorme. Ella sigue siendo igual de cercana, la quiero y la admiro.
Acabas de estrenar La Llamada en el cine, pero sin embargo esta obra nace en el Teatro Lara, tú interpretas a una chica rebelde que se llama Susana, ¿Cuánto hay de ella en ti?
Muchísimo. No te puedo decir que seamos almas gemelas, porque estaría mintiendo, pero sí es verdad que yo siempre he tenido un punto de rebeldía y he querido hacer las cosas que no me dejaban. Además he interpretado a Susana durante 3 años y quieras que no, he crecido con este personaje. He usado vivencias propias para darle carácter.
¿Qué tipo de experiencias vitales has querido incorporar?
Jajaja (risas), eso es un secreto profesional. Pero te podría decir que igual que al personaje, a mi también me han pillado alguna vez haciendo lo que no debía. Es parte de la vida típicas cosas de cuando eres adolescente.
Este 2017 has estado trabajando en dos películas, dos obras de teatro y una serie de televisión. ¿Qué formato te gusta más?
Es complejo, cada uno tiene sus cosas buenas y malas.
Para empezar lo mejor es el teatro, ya que te da tablas y te ayuda a entrenar todos los días. Si no hay un compromiso por parte del actor es imposible de llevar a cabo, ya que te tienes que entregar por completo, no hay descanso. Es el que más satisfacción personal me ha dado pero a la vez el que considero más difícil.
Por otro lado, el campo audiovisual es fascinante, ya que formas parte de un gran equipo y es muy bonito ver como se encaja pieza por pieza hasta que se reproduce el resultado final. Es más dinámico, pero depende menos de uno mismo.
En las dos obras teatrales en las que has participado (La Llamada y Drak Pack) tienen un elenco principalmente femenino. Sin embargo en las dos películas (El Olivo y Oro) y la serie de televisión (Estoy vivo) es al contrario. ¿A qué crees que se debe?
Dicho así parece que en lo audiovisual falten mujeres y es la verdad.
Aunque yo esté muy agradecida de formar parte de los proyectos que he realizado, me parece que hacen falta más papeles femeninos fuertes y valientes.
No hace falta que sean mujeres extraordinarias o superheroínas, pero sí mujeres del día a día, con problemas comunes y sentimientos reales, como las chicas de Girls.
Estoy muy a favor del fenómeno Big Little Lies, no debemos quedarnos atrás.
¿Y del movimiento #Freethenipple (libera el pezón)? Recientemente has subido una fotografía a tu cuenta de Instagram con Javier Calvo (uno de los directores de La Llamada) en el que mostrabas tu pecho
Sí, es verdad. Estoy totalmente a favor, Instagram censura el pezón femenino y lo hace de forma machista. A los hombres sí les deja mostrarlo, pero a las mujeres no. ¿Por qué? Ni Javi ni yo lo entendemos, así que lo reivindicamos.
Siguiendo con las redes sociales, eres muy activa, tienes casi 100 mil seguidores en Instagram. ¿Te pesa la responsabilidad de ser un referente social?
No, no. Yo no soy un referente y tampoco hago nada por serlo.
Lo que soy es una chica a la que la gustan las redes sociales y comparte un pedacito de su vida. Sólo pongo cosas que hago, que me gustan o que me inspiran, si alguien más se identifica y quiere darle a botón de seguir, genial. Si no, pues perfecto.
Teniendo en cuenta que es difícil el gustarle a todo el mundo, ¿Cómo llevas tu las críticas? ¿Te afectan mucho?
Eso es como todo, siempre va a ver alguien que opine distinto a ti. Los malos comentarios que recibo en las redes ni los leo. Otra cosa es la crítica cultural o de un compañero de profesión, eso lo valoro muchísimo, he crecido como actriz escuchando la crítica de un director, por ejemplo.
Siempre hay que ser uno mismo, pero no hay que olvidar que la mejor versión está por llegar.
¿Qué nos queda por ver de ti, cómo va a ser la actualización de esa versión?
Bufffhh jajaja (risas), a mi me queda mucho por dar, en lo personal y lo profesional. Digamos que voy a intentar que el 2018 sea un año aun mejor que este.
Aún me queda por estrenar 'Viaje alrededor del cuarto de una madre' de la que no puedo desvelar nada de nada.
Hasta aquí llega el encuentro y con él se termina el relato de Anna Castillo,
una actriz moderna, atrevida y enérgica. En su universo el musical es el género predilecto, la mujer reivindica su lugar y no hay miedo a la obscenidad.
¿La clave de su éxito? Hablar de lo serio con frivolidad y de lo frívolo con seriedad.
Como diría Lope de Vega: “Que de una mujer que es buena mil cosas buenas se aprenden”.



Eduardo Pérez-Rasilla, un experto del Siglo de Oro
ENTREVISTA
Hemos tenido, la grata oportunidad de hablar con uno de los mayores expertos sobre el teatro de Siglo de Oro. Eduardo Pérez -Rasilla, profesor titular de la Universidad Carlos III de Madrid, ha dedicado gran parte de su carrera profesional al estudio de las artes escénicas y especialmente a su derivación del Siglo de Oro en España. Como tal, ha sido profesor de la Real Escuela Superior de Arte Dramático y es actualmente crítico teatral.
Para Rasilla, el interés del público durante el Siglo de Oro se centraba en la acción, la mostración corporal del cuerpo en los sexos diferenciados, poder ver al ser humano representado a través de otros cuerpos. Actualmente, el público, busca formas de representación diferentes, sin embargo, el espectador actual continúa interesado en los temas de la época, así como el valor de la tradición cultural.
Asegura que los espectadores que acuden actualmente a actuaciones inspiradas en representaciones del siglo de Oro (Especialmente en un espacio tan clásico como puede ser el teatro de Almagro) saben que van a ver algo de otro momento histórico, lo que crea en ellos un mayor interés, frente a otras alternativas de ocio.
Destaca que, de igual modo, la visión de los espectadores cambiaba dependiendo del lugar que ocupaban en el corral de comedias. No solo por la diferente visibilidad, sino también porque, la división en la que se repartían las diferentes localidades por sexos y clase social, pues la percepción de los espectadores (dependiendo de su colectivo), era totalmente diferente. Las clases sociales más altas, eran los únicos que ocupaban localidades cómodas para poder ver correctamente la representación, mientras que las clases medias y bajas, se concentraban, de pie, pegadas al escenario. Caso distinto en de las mujeres que se veían obligadas a ver las representaciones desde la comúnmente llamada “cazuela” (primer piso) para, de este modo, evitar distraer a los espectadores o actores.
Una costumbre de separación que, curiosamente, se ha perpetuado en el tiempo, más tiempo del que se suele pensar, pues, ha continuado realizándose en España hasta el siglo XIX.
Recalca, que a pesar de que los corrales de comedias como el de la población de Almagro fueron realmente importantes en el momento, no debemos olvidar que existían otros lugares donde realizar las representaciones como en las plazas de los pueblos (donde se realizaban verdaderas competiciones entre poblaciones entre los pueblos) o incluso la compañía mejor valoradas socialmente que interpretaban únicamente en el ámbito cortesano y al que sólo se poesía acceder mediante invitación.
De igual modo dice que los géneros no se han perdido, pues al público sigue interesándole las piezas teatrales de comedia. A pesar de ello, admite que actualmente, demandamos muchos más género.
El experto afirma que es una pena el declive que ha tenido históricamente el teatro, y que otros entretenimientos como el cine o los conciertos atraen a un sector mucho más amplio de la educación. Rasilla, cree que la educación seria la clave, para fomentar un mayor interés por parte de la población, llevando el teatro a las aulas. Asegura que la presencia del teatro en el ámbito educativo, sería una herramienta, no solo para el conocimiento del mismo, sino que ayudaría a mejorar, la expresión corporal, el interés por las letras y las relaciones sociales de las nuevas generaciones.